HISTORIA DE LA ESCUELA 100% ECOLOGICA

Lamu es un lugar mágico, único, especial y es cuna de la cultura swahili, un lugar donde el mundo se detiene, donde no hay coches, sólo burros y barcos, y donde está la escuela Twashukuru Nursery School.

Una escuela donde 50 niños han encontrado su hogar, su familia, su oportunidad en la vida, su futuro y un espacio que les permite jugar, reír, llorar, correr, aprender, caer, levantarse. Una escuela construida sobre los pilares del reciclaje y del respeto a medio ambiente. La escuela está construida con botellas de vidrio y plástico vertidas al mar. 

La escuela con sus 50 niños y su fundador es una de esas historias que te reconcilian con la vida. Una de esas historias que demuestran que un día lo que hemos estado buscando, llega; un día en que todos nuestros esfuerzos se recompensan; un día en que nuestros deseos se cumplen. Y ese día fue en 2008, cuando Omar volvió a su isla, Lamu, después de estar más de 10 años viviendo en EEUU donde se marchó en busca de una vida mejor.

A su regreso se dio cuenta de los niveles de pobreza en los que vivía su gente y quiso hacer algo por ellos y por él. Empezó a trabajar en la concienciación del respeto al medioambiente a través del reciclaje con un grupo de mujeres y sus niños. El plástico había llegado a la isla pero no la manera de gestionar los recursos contaminantes. Los niveles de suciedad y contaminación eran importantes. Y así comenzaron a limpiar las playas y a transformar las bolsas de plásticos en cuerdas que luego vendían. Y mientras las mujeres trabajaban en el reciclaje, Omar levantó una escuelita con las botellas que habían recogido de la playa para que los niños pudieran estudiar mientras sus madres trabajaban. Ya que las madres iban cargadas con sus hijos a trabajar.

Este fue el origen de todo. El inicio de un proyecto social que ha mantenido durante todos estos años Omar con su esfuerzo y su trabajo como músico en EEUU y que ahora necesita nuestra ayuda para mejorar la calidad de vida de estos niños y la sostenibilidad del proyecto.

Este amor por los niños, el amor de Omar por su gente, su responsabilidad y su solidaridad, le han hecho montar y mantener esta escuela modesta, sencilla, pequeña pero vital para 50 niños que vienen a estudiar y a comer todos los días cargados con una mochila de dramas familiares y vacía de libros.


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Porque un día los sueños se cumplen

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